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Apoyo Psicosocial para las comunidades afectadas por el terremoto

Foto: Vladimir Castro Rodas 
12 de Julio 2016

Es común que una persona presente efectos psicológicos tras soportar un desastre natural. Estas secuelas no necesariamente advierten una enfermedad mental, son respuestas naturales frente a un nivel muy alto de estrés, miedo y angustia. Pesadillas, insomnio, cambios de humor y depresión son algunas de las secuelas que podrían manifestarse, que en general pueden manejarse adecuadamente con una pronta atención.  

El 16 de abril del 2016 la costa central del país fue sacudida por un fuerte terremoto. Como respuesta a esta emergencia Cruz Roja Ecuatoriana activó a sus técnicos del área de Apoyo Psicosocial para brindar soporte psicológico a las personas afectadas.

Debido a que estos efectos son respuestas normales del ser humano, desde el primer día se realizan acciones grupales que, además, son recomendables para reforzar mecanismos de fortalecimiento comunitario. 

Voluntarios liderados por un profesional en el área psicológica de Cruz Roja Ecuatoriana ejecutan actividades lúdicas y recreativas con las personas de las comunidades afectadas por el terremoto, las mismas que pretenden restablecer el equilibrio emocional y facilitar los procesos naturales de recuperación de cada persona.

“Nuestro trabajo es identificar qué persona necesita ayuda, con el fin de intervenir en la recuperación de traumas psicológicos. Por medio de estas intervenciones se logra recuperar o adquirir las habilidades necesarias para el desarrollo de una vida cotidiana de una manera más autónoma y digna”, comentó Tania Cedeño, coordinadora de APS de la Junta Cantonal de Cruz Roja Ecuatoriana de la ciudad de Manta.

Cuando los voluntarios de APS llegan a una comunidad, captan la atención de los niños por medio de marionetas y caritas pintadas. Cuando se logra la conexión con los menores de edad, se trabaja en actividades en las que se enseñan mensajes claves para que sean usados en caso de emergencia. “Una sonrisa, una caricia o una frase graciosa, representa una ayuda importante para aliviar tensiones en los niños” afirmó Tania.

Establecer contacto con los adultos es diferente. Con ellos se trabaja bajo la modalidad de charlas o talleres en los que se realizan actividades para poder identificar mediante el lenguaje corporal síntomas de temor o depresión. Se realizan también terapias de relajación para que, a través de la respiración, las personas alivien su tensión.

Hasta la fecha el equipo de Apoyo Psicosocial de Cruz Roja Ecuatoriana ha asistido psicológicamente a 20.465 personas entre niños y adultos en las provincias de Manabí y Esmeraldas. 

Comunícate con nosotros: 

infodonaciones@cruzroja.org.ec

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