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Historias de Vida

“Apoyar a las personas a levantarse es algo que te ayuda a crecer como ser humano”

Cuando las personas imaginan el trabajo de un voluntario en zonas de emergencia se viene a la mente imágenes de jóvenes curando heridos, distribuyendo artículos de primera necesidad y reconstruyendo casas. Si bien estas labores forman parte de las actividades que realizan los voluntarios de Cruz Roja Ecuatoriana en una etapa inicial después de una emergencia, no es lo único que permite a una comunidad afectada salir adelante. El acompañamiento y apoyo en el proceso de recuperación de las familias es de gran importancia. Así lo manifiestan las voces que llevaron aliento y esperanza a las personas, nuestros voluntarios.

En los pequeños detalles del trabajo comunitario se centran muchas de las actividades que llevan a cabo los voluntarios. “A las personas se les enseña cosas como lavarse las manos, lavar bien los alimentos, no tener aguas estancadas, y normas básicas de higiene”, comenta Leonardo Velástegui, voluntario de 30 años de edad.

“Después de terminar las charlas que impartimos te das cuenta del gran aporte que genera en la comunidad, instantáneamente ves a las personas tapando el agua y enseñando a sus niños lo que aprendieron” nos cuenta Leonardo, sobre su última experiencia en charlas de hábitos saludables dictadas en las zonas afectadas por el terremoto del pasado 16 de abril en la costa ecuatoriana.   

Leonardo tiene la “adicción” de entablar amistad con la gente, de conversar, de alentarlas a unirse al voluntariado. Para él, esa experiencia le cambió la vida y por eso la recomienda por donde quiera que camina. “Ser voluntario es lo más hermoso de la vida, es una labor agotante física y emocionalmente, pero apoyar a las personas a levantarse, guiarlos, enseñarles; es algo que te ayuda a crecer a ti como ser humano es algo que te llena, que te hace mejor persona, que no tiene descripción”, afirma.  

Leonardo vive en Ambato, la cuarta ciudad más grande de Ecuador, capital de la provincia de Tungurahua, ubicada en el centro de la serranía nacional. Recuerda que desde muy joven ingresaba al establecimiento de Cruz Roja para donar sangre. Pensaba que era lo único que podía hacer en ese entonces por ayudar a las demás personas.

Sin embargo, en una de sus tantas visitas, en donde ya era conocido por quienes trabajaban en la institución, le comentaron que podía ser parte del voluntariado. No lo pensó dos veces y desde hace cuatro años inició esta nueva aventura que cambió su vida.

Asegura que durante estos años ha tenido experiencias maravillosas, ha conocido personas que han aportado con su crecimiento personal y además ha apoyado a muchas personas a mejorar su condición de vida.

Después del terremoto, miles de voluntarios de Cruz Roja Ecuatoriana inmediatamente se ofrecieron para apoyar la labor que se realiza en las zonas más afectadas. Leonardo, a pesar de sus responsabilidades laborales, organizó su tiempo para poder movilizarse. Ha logrado visitar en cuatro ocasiones Pedernales, en la provincia de Manabí, ciudad considerada zona cero.

 

Comenta que muchas veces no hay lugares cómodos para dormir o suficiente comida durante el día, pero eso no le afecta, pues está enfocado en ayudar a las personas que resultaron afectadas por el terremoto.

El joven ha brindado su apoyo con una excelente predisposición y actitud solidaria en cualquier actividad que se le encomiende. “El trabajo en la comunidad es bonito, es importante que la gente se involucre y que se empoderen de todos los procesos que suceden en sus comunidades” comenta el voluntario.  Él encontró una nueva forma de vida, de la que asegura nunca saldrá. Con su innato poder de convencimiento, ha logrado que muchos de sus conocidos se unan a esta importante labor humanitaria.

Comunícate con nosotros: 

infodonaciones@cruzroja.org.ec

“JUNTOS, CONSTRUYENDO FUTURO”

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